domingo, 8 de junio de 2008

Nunca se ha escrito nada de un cobarde


Y fueron esas las palabras mágicas: Nunca se ha escrito nada de un cobarde. Tras oirlas transcurrieron unos segundos pero claramente la decisión estaba tomada. Dirigieron sus pasos por aquellas estrechas calles empedradas, el sol de medio día calentaba demasiado y sólo la sombra orillada de aquellas casas permitían el deambular por ellas.

Sin las comodidades de un marqués, sin la altura de una gran torre, la estancia era acogedora y aquel techo de madera, aquella penumbra, aquel silencio hicieron que sobre ninguno de los presentes pudieran decir nunca jamás que eran cobardes.

Se podría escribir infinidad de palabras aunque ninguna de ellas fueran suficientes para describir la valentía de nuestros protagonistas.


p.d. es parte de una bonita y inigualable historia.