En una ocasión se le pidió a un filósofo muy respetado que explicara cuál era el mayor obstáculo que un ser humano tenía que superar para vencer sus miedos: "El mayor obstáculo siempre es uno mismo". El filósofo aseguró que un perro se lo había enseñado:
"Paseando por la orilla de un río ví a un perro que se moría de sed. El animal apenas se atrevía a acercarse al agua, pues cada vez que lo hacía confundía su propio reflejo con el de otro animal.
Tenía tanto miedo a ser atacado que no paraba de ladrar y permanecía a metros de la orilla. Sin embargo, tal era su sed que finalmente se lanzó al agua. Y el otro perro que era su obstáculo desapareció. Y así fue como, al enfrentarse a su supuesto enemigo, aquel perro se venció a sí mismo.
p.d. Por B. Vilaseca..