domingo, 19 de octubre de 2008

Tres eran tres.

Cuento lo que cuento y no lo que no cuento porque sólo lo contado es digno de serlo. Ni los malos momentos ni las malas experiencias son dignas de ser contadas aquí y por eso desde éste mi rincón se reflejan las anécdotas , historias, invenciones que entiendo son capaces de diferenciar un instante especial del que no lo es.
Tres eran tres los que pudieron respirar el aire de aquel Río Grande, era un reflejo pero a la vez una realidad, aquél cristal que como fiel reflejo de una de las maravillas del mundo parecía duplicar su existencia, una sinfónica de fondo que parecía saliese directamente del auditorio a pesar de no ser asi y un amarillo albero que sólo tiene ese color dónde lo tiene. Ni siquiera la brevedad del momento pudo cuestionar el sabor inconfundible de mi Sevilla, a lo que sólo ella sabe.

P.D. Los pequeños detalles que hacen grandes los momentos y a las personas. Va por ustedes.