domingo, 22 de marzo de 2009

DE TANGOS Y MILONGAS


Un pensamiento triste que se baila, dijo el poeta.
Esta noche la brisa es dulce y suave en un rincón rioplatense, las velas iluminan entre la milonga campera y el tango apasionado.
El sonido del bandoneón llena de lamento su ser, dando su inclinación al quejido, al rezongo.
Melodía simultanea de ritmo y armonía.
Impregna el dos por cuatro, donde el abrazo de la pareja es sumamente sensual y compleja.
Solo el lunfardo es capaz de transmitir directamente al corazón las historias más bellas jamás contadas.
Cuentan que en la noche, cerrando los ojos, puedes evadirte hasta la ciudad del tango y oír un susurro que dice:

Llora, llora corazón,
llora si tienes por qué,
que no es delito en el hombre,
llorar por una mujer.
Y alguien respondió:
Lastima, bandoneón,
mi corazón tu ronca maldición maleva,
tu lágrima de ron me lleva hacia
el hondo bajo fondo,
donde el barro se subleva.

p.d. esta noche un tango, inténtalo.