lunes, 28 de febrero de 2011

UN ARTISTA INDESCRIPTIBLE.


Fuera por un error o no, la intención era la intención y el deseo, el deseo.
Si la emoción, el estremecimiento continuo y mil sentimientos favorables, pueden ser posibles, él es capaz de conseguirlo. Acercó lo humano a lo divino, lo terrenal a lo celestial y en todo momento a quien me inculcó tal afición.
Fue una cita espectacular, tanto que animó para repetir y disfrutarlo nuevamente en todo su esplendor.
Capaz de conmover a su público hasta límites insospechados, demostró el arte en toda su extensión, como lo innato que lleva en su ser y que tal como siente, transmite.
p.d. A MIGUEL POVEDA.