El día soleado como no podía ser de otra forma, y nos dirijimos a la Sierra Norte, dónde el verdor, el color variopinto de los árboles, el olor a jara, invadían todos los sentidos. El sonido del silencio, sólo el canto de pajarillos, y nuestras propias voces, la paz llena cada uno de los poros de tu cuerpo, no existen las prisas, no existe el reloj, ni los móviles. Hasta el más pequeño excursionista, con sólo 46 días de vida, ha disfrutado de la jornada, ha comido y dormido cómo antes nunca lo hizo. También él ha podido percibir que hay momentos que te hacen olvidar el resto, que merecen la pena vivirlos y que dan sentido a muchas cosas. Besitos mil para Javier y JR que se han portado como dos campeones.
