No se trata de una clase de dendrología ni de silvicultura, sólo es un día precioso en el que aportar un granito de arena, en el que enseñar a nuestros menores y a nosotros mismos que el preciado bien que tenemos que mimar es la propia naturaleza. Sembrar un árbol es dar vida y hoy lo hemos hecho. Un buen día para eso y mucho más, varias familias han unido sus mesas, sus comidas y sus momentos, y han seguido enseñando a sus pequeños que al igual que el árbol sembrado, se siembra la convivencia, las buenas intenciones, las amistades, y hay que regarlas y mimarlas para que sigan creciendo durante mucho tiempo.
Las pequeñas cosas hacen que nuestras vidas sean grandes ¿verdad?